martes, 27 de abril de 2010

Yo tengo un sueño.

No es un sueño elevado. No es un sueño de altas exigencias morales para la humanidad, ni de quiméricas pretensiones científicas. No es un sueño de justicia, de libertad o que demande algún tipo de verdad. No es un sueño que rescate en su esencia onírica a los oprimidos, los vejados de su identidad, a los abandonados, a los prisioneros del anonimato o a los echados a la indiferencia.
El mío es un sueño ordinario, limitado, berreta. El sueño que nos hace picar los ojos. No nos levanta en armas, ni nos moviliza el alma, nos desploma en el primer sillón. Tengo el sueño estándar, del que no tiene tiempo para los otros sueños. La versión más mundana y obrera. Ese sueño inofensivo que no cambia nada, hueco, desteñido, exhausto de ideas, desganado, agotado de entusiasmo. Tengo un sueño tan feroz que no podría asegurar que no esté dormida.
Buenas noches sociedad, que duerman en paz los ignorantes, los inconcientes y los que están realmente cansados, y que los sueños de todos los demás mantengan a la humanidad despierta.

2 comentarios:

  1. soñar, soñar, soñar...no cuesta nada! a soñar entonces mi querida veronica....dulces sueños de miercoles.

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  2. Si tu sueño no tiene nada de especial entonces por que no esta hecho realidad?

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