miércoles, 29 de julio de 2009

Algunas verdades.

Cuando uno se mira fijo en el espejo, después de un rato, deja de reconocerse. Así como cuando se repite mucho una palabra, deja de tener sentido.

Pensar es inventar.

El que se abriría el pecho con un abrelatas y le daría de comer su corazón al gato, ama a su gato.

Hay sueños sinceros, mucho más reales que la realidad. Dormir es vivir es silencio.

Cuando uno confía en el otro, generalmente las cosas salen bien. Yo soy de las que se suben a un taxi y dicen:
"Vaya por donde le parezca, no soy de acá y no conozco".
El taxista evalúa la situación, la ve muy fácil, no hay competencia, no hay resistencia, no hay desafío y desconfía.
Por las dudas, me lleva por donde me tiene que llevar.

Hay personas a las que entiendo y me aburren. Hay personas a las que no entiendo y odio. Generalmente prefiero a las segundas.

El amor incondicional dura un tiempo. El otro también.

jueves, 23 de julio de 2009

El ángel ineficiente.

Muchas veces nuestros deseos caen en manos de un ángel, que se aparece en forma de paloma gris, absolutamente irreconocible junto a otras miles de palomas grises. Sus intenciones son buenas y sinceras, pero su capacidad deja bastante que desear.
Se apura por cumplir y nos hace enamorar de la persona equivocada, se queda dormido y nos deja esperando una oportunidad, se distrae y nos regala un sueño ajeno, se olvida y nos reencuentra con alguien que no debíamos volver a ver.
Más se esfuerza, más la embarra.
Hace mucho, otro ángel le dijo: No hay desgracia más presente que esa que más tratamos de evitar.

lunes, 20 de julio de 2009

Hellman II

Pragmático. Controvertido. Provocativo. Audaz. Ese es el perfil de Hellman, un filósofo que somete el pensamiento a la acción. Hellman es el ideólogo que acuñó la frase “Las palabras modifican al cuerpo y el cuerpo modifica al mundo”. Con este enunciado abrió el “Encuentro Internacional de Pensadores” en Budapest, en 1997 y luego declaró: “Con esta expresión quiero separarme de los pensadores que se masturban con sus ideas estériles y que sólo realizan un mestizaje de conceptos complejos, que gustan de seguir complejizando, para alcanzar un climax intelectual e impresionar a la primer botinera que se les cruce en una barra de boliche. Yo, pienso para cambiar al mundo, giles”.
De esta manera se consagró como filósofo de la acción y de paso se ganó millares de enemigos. Pero eso no le impidió publicar un paper en la revista Science titulado: “Sobre las diferencias entre una Reserva Natural y Disneylandia”. Con la ironía ácida que lo caracteriza, se dirige a los gobernantes latinomericanos que pretenden la aceptación de ciertos segmentos de la sociedad proponiendo proyectos aspiracionales que conmueven a los “wannabe”, es decir, a los que toman como modelo a Estados Unidos, imitando los pormenores más superficiales de esta sociedad. Los “Protogringos”, como él los llama, comenzaron pretendiendo emular un Central Park en una ciudad capital de Latinoamérica. Otros poblados del mismo país inflaron las demandas y así Santa Rosa de Tastil, en Salta, exige una pista de patinaje sobre hielo como la del Rockefeller Center, Cañuelas quiere un obelisco, pero no como el de Capital Federal, sino como el de Washington, Villa Elisa muere por un monumento a Lincoln, Pujato presiona por tener un rancho Neverland como el de Michael y Atocha, en Usuahia, quiere algo como el Cañón del Colorado.
El Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, desafió a Hellman a un debate televisivo para que responda por qué ataca las políticas de los países en desarrollo, a lo que Hellman respondió: “Porque me hacen cagar de risa”.
Frontal. Bestial. Sin límites. Sin barreras. Así es Hellman. Así lo queremos.

miércoles, 15 de julio de 2009

Hellman, el filósofo verde.

Cada vez que se habla de la depredación de los recursos naturales o el abuso hacia otras formas de vida, la visión se tiñe de discursos apocalípticos que no hacen más que generar, lejos de la conciencia, el rechazo de las masas.
El filósofo alemán contemporáneo, Eric Hellman, comienza haciendo una división meticulosa entre “masas finas”, quienes tienen la preparación intelectual y la sensibilidad espiritual para comprender la gravedad de los acontecimientos y las “masas secas”, aquellos cuya realidad económica y su lucha diaria por la supervivencia no les permite reflexionar a largo plazo y mucho menos preocuparse por qué carajo le pasa al Tatu Carreta.
Hellman da clases en la Universidad Nacional de Berlin y se caracteriza por las demostraciones prácticas de lo que intenta transmitir. Hellman cree que la educación ambiental pasa por la experiencia concreta, por la sensación real de una consecuencia inminente. Así , en una ocasión, durante dos horas y media de clases pidió a sus alumnos que escupan hacia arriba y luego propuso un momento de introspección diciendo solamente: “¿vieron?”. De esta manera demostraba cómo cada acto de la humanidad tiene resultados sobre la humanidad. Hellman es un convencido de que la única forma de interiorizar un mensaje, es produciéndolo, elaborando una reflexión propia.
En su libro: “Estamos rompiendo todo” parte de la idea de que el hombre, como sujeto cultural y social es un idiota y en su último libro “¿Qué gracia tiene pisar pollitos?¨habla de las injusticias practicadas a nuestros hermanos animales.
Sus detractores lo acusan de tener un lenguaje duro, poco académico y un mensaje simplista, pero para Hellman el Planeta Tierra no tiene tiempo para huevadas y en la prestigiosa revista Ciencias Sociales Today publicó su escueta respuesta a quienes lo defenestran: “Me cago en todos", rezaba el artículo que fue traducido a 25 idiomas.
Hellman es un filósofo hardcore y tiene un estilo varguardista revolucionario, pero eso jamás debería hacer sombra sobre su importante mensaje.

jueves, 2 de julio de 2009

El hombre que ve el pasado.

Julio Amado Rosas nació en 1969 en Tilcara, Jujuy con un extraño don, la capacidad de ver el pasado. Para Julio es común acostarse a dormir la siesta y soñar con imágenes de hechos que ya sucedieron. Julio también aprendió a convivir con situaciones como, por ejemplo, estar mirando TV y que alguna noticia lo lleve, como por arte de magia, a un episodio remoto o no tan remoto.
En su barrio es famoso por esta facultad y más de una joven vecina se acerca a consultarlo sobre su vida amorosa (tema que siempre inquieta a las jóvenes) y él no hace más que recordarles todo lo que ellas ya han vivido con el simple consejo de que no lo repitan. Así se forman en su puerta largas filas de amantes con dudas, empresarios indecisos y hasta políticos de políticas inciertas.
Julio no hace más que repetirles las historias que ellos mismos contaron y estos, al escucharlas, sienten una verdadera revelación y se alejan enormemente agradecidos, dispuestos a cambiar su vida.
Hace algunos días llegaron científicos de la NASA para estudiar el curioso caso de Julio. Las cámaras térmicas revelaron que cuando Julio está teniendo conciencia de un hecho del pasado, presenta más actividad en la parte inferior del cerebelo y en el lóbulo frontal izquierdo. Además, se registró un leve sudor en sus manos y una casi imperceptible dilatación de sus pupilas.
Jhon Collins, un experto en TWDU, o sus siglas en español: CQNE (Cosas Que No Se Entienden) de la NASA afirma que es absolutamente incomprensible que un hombre expuesto al bombardeo mediático de información tenga la capacidad para tener un ratito para recordar y, en palabras de Jhon, “menos que menos para reflexionar”. Por eso, para conservar esta excepcional capacidad, van a retirar el cerebro de la cabeza de Julio y lo van a guardar en una cámara con la tecnología necesaria para mantenerlo en perfectas condiciones, ph, temperatura y oxígeno, precisamente controlados por microrobots solares, un invento reciente que, como todo lo demás, nos invita a seguir mirando al futuro, como si el futuro fuera ese.