sábado, 10 de diciembre de 2011

Hoy mi mundo tiene el tamaño de tu panza.

LLevo tu olor en el alma y tus mejillas en mi boca.
Beso tus manos como almohadones de plumas, como conejos blancos, como espuma.
Beso tus pies de aire, tus pestañas de viento.
Hamaco tu llanto, le canto a tu sueño, le hablo a tus ojos y le susurro a tu pelo.
Mi compañero, mi amigo, mi apoyo, mi sentido, mi motivo, mi maestro.
Me multiplicaste, me dividiste, me sumaste.
Me despertaste, me enamoraste.

Récords

Lejos estamos de las epopeyas griegas, las interminables cruzadas romanas y las increíbles aventuras de los navegantes de Isla de Pascua. Hoy las páginas de diario se llenan de héroes sin batalla, causas estériles y retraso mental.
Gerardo Salvatierra fue uno de los personajes más famosos del momento cuando en 1987 se propuso dar la vuelta al mundo en bondi, pero en Paraguay se quedó sin monedas. Por su parte, Armando G. Ramírez quiso pasar a la fama escalando el Aconcagua en chancletas mientras Eliseo Camio compró 2 millones 700 mil salchichas y procuró unir Rosario con Cañuelas poniendo un embutido al lado del otro, récord que después intentó superar su hijo, Eliseíto repitiendo la hazaña, pero poniendo las salchichas en forma vertical (pero sólo llegó a parar 3 salchichas juntas).
Con la modernidad la humanidad ganó algo y perdió algo mucho más grande.

domingo, 9 de octubre de 2011

Los viajes de George

Georges Bekerly nació en la Inglaterra de 1794. Una época donde los exploradores desafiaban insolentemente los límites y se lanzaban a atravesar mares o surcar ignotas tierras en los rincones más remotos del planeta. Eran los tiempos de las almas inquietas, los curiosos voraces y los valientes con tierra en los zapatos. En esas fechas agitadas, nació Bekerly que desde pequeño alimentó el deseo de recorrer el mundo. Durante innumerables tardes abandonó su mirada sobre el mar mientras soñaba con grandes travesías. En su juventud alcanzó la popularidad dentro de su nación por planificar las excursiones más atrevidas. Bekerly proyectaba los viajes más audaces desafiando todas las fronteras conocidas. Profundamente obsesivo, diseñaba cada legua. Corregía y cambiaba rumbos según noticias de viajeros, intuiciones espontáneas, deliberados razonamientos, nuevos intereses y a veces hacía caso a alguna que otra tía que de metida le sugería una ocurrencia que le hacía modificar alguna traza. Así borró, enmendó, cambió, ratificó y volvió a cambiar los destinos de su travesía tantas veces que los rumores de su increíble viaje traspasaron los límites de la vieja Bretaña y empezaron a extenderse por otros continentes. Georges Bekerly iba a ser un viajero temerario, aquel que se llenaría los ojos con paisajes nunca vistos, que probaría frutos deliciosos de árboles exóticos, que enfrentaría bestias indescriptibles o llegaría a tierras de mujeres increíblemente hermosas. Cada nueva modificación de su itinerario multiplicaba los comentarios y conmovía más intensamente a sus contemporáneos.
Georges Bekerly perturbado y encaprichado con diseñar la travesía perfecta, pasó su juventud encerrado en su habitación.
Con los años empezó a corregir su viaje según las limitaciones que le iba imponiendo la edad. De todas maneras, Georges nunca perdió su entusiasmo y tampoco su elocuencia ya que todas las tardes era acosado por niños que le pedían que les hable de su viaje. El disfrutaba enormemente relatándoles cada particularidad de la aventura.
Durante sus últimos años, apurado por la vejez, decidió de una vez por todas definir su itinerario, lo que hizo que casi no saliera, ni siquiera para contar sus futuras hazañas. Ya no hablaba con nadie y algunos dicen que hasta había perdido las ganas de zarpar. Los niños lo alentaban, las viejas del barrio se reían y muchos simplemente lo olvidaron. Georges no se rindió, o tal vez sí, pero a nadie le importó.

jueves, 9 de junio de 2011

El gato que hace ruido.

En tu cuello puse un collar amarillo y un cascabel. Puede haber millones de gatos parecidos a vos, pero vos tenés un collar amarillo y un cascabel. Y no cualquier cascabel. Es uno muy especial que puedo distinguir aún cuando estás lejos. Uno que me sacude el corazoncito cuando te escucho llegar después de mucho tiempo, que me avisa que te despertaste y que tenemos otro día más para jugar juntos, que se mueve furioso cuando te rascás molesto o tiembla suavemente con tu ronroneo.
Los gatitos son sigilosos y se mueven en silencio, pero vos revolvés el aire con tu paso, alborotás la casa con tu trote y me regalás esa sencilla felicidad de estar escandalosamente vivo.

viernes, 13 de mayo de 2011

Hoy mi panza tiene el tamaño de tu mundo.

Imperfecta. Equivocada. Disconforme. Muchas veces enojada con el mundo. Otras tantas maravillada por un árbol amarillo, un perro corriendo o el gesto amable de un desconocido. Me río con todos, pero lloro sola. De ideales grandes, desilusiones enormes y logros magros.
No sé qué enseñarte, quiero aprender todo de nuevo con vos. No sé por dónde empezar a mostrarte el mundo porque cuando nazcas, va a ser un lugar totalmente diferente para mí. No sé si tengo mucho para darte, pero me va a alcanzar tu necesidad para conseguirlo todo.
Tengo una sola certeza: podés confiar en mí.
Tal vez sólo te tocó en suerte durante el reparto cósmico de madres. A mi me gusta pensar que, a pesar de todo, me elegiste.

jueves, 5 de mayo de 2011

Tu cuna

Tu cuna es azul, para que tus sueños sean profundos.
Tiene 3 ositos colgando de un barral. Están quietos, en silencio, esperando el día en que puedas hamacarlos con tus manotazos divertidos o que juegues a rozarlos con tus pies de empanada.
Los ositos me miran. Yo los miro. Todo está en calma.
El aire pasa callado y sale por la ventana.
Como si el mundo entero estuviera esperando tu sonora presencia, la casa está más muda que nunca.

miércoles, 20 de abril de 2011

Microdancing

Atrás del paseador de perros y su manojo de canes dispares y disciplinados caminaba un callejero auténtico. Pelo corto de color indefinido, huesos sobresalientes, orejas grandes y mirada blanda. Seguía a la jauría instruida y caminaba a su ritmo, pero de su cuello entrecano no salía ninguna correa que lo conecte con el paseador. Claramente, se mostraba satisfecho de sentirse parte de la manada y aún habiendo nacido pulgoso, flaco y particularmente atractivo para recibir patadas, parecía no advertir que todas esos atributos también lo hacían invisible y libre, absolutamente libre.
Hoy tipo 7 pm, cuando escuchemos “Microdancing” tomando un Citric de pomelo, pensemos en nuestro propio cuello: ¿qué nos ata?

sábado, 19 de marzo de 2011

El lavarropas automático y la mediatización del hombre moderno.

Es muy poco difundida la obra literaria del eximio mimo Marcel Marceau, el maestro del arte de lo intangible, aunque la realidad es que sus escritos complementan y dan un sentido absolutamente revelador a sus presentaciones que muchas veces fueron tildadas por la crítica de Le Figaro “como una bêtise o una pelotudez”.
Marceau era un gran admirador de Marshall Mcluhan, quien en 1964 publicó La comprensión de los medios como extensiones del hombre, su trabajo más reconocido. De McLuhan retomó conceptos fundamentales y construyó su propio personaje como una crítica a la mediatización de las sensaciones humanas. Tanto McLuhan como Marceau estaban convencidos que la tecnología alejaba al hombre de sus raíces naturales y lo convertían en un lejano “operador de recursos”. Cualquier acto, al estar mediatizado, pierde contacto con nuestros sentidos y es imposible interiorizar sus consecuencias. Por ejemplo, no es lo mismo matar a un hombre con nuestras propias manos, sentir como se disuelve el calor de su cuerpo en nuestras palmas, sentir el peso sin resistencia en nuestros brazos, que tirar una bomba desde un avión y matar a miles. El registro consciente del hecho es diametralmente diferente.
Marceau lo expresaba simulando arrancar una flor y dándosela a una dama del público o palpando un plano invisible que jugaba de muro en la imaginación. En este acto, del que se puede preciar cualquier improvisado en la parada de un semáforo, Marcel expresaba la barrera sensitiva que las tecnologías y las herramientas levantaban en la experiencia del hombre, en su asimilación de los actos y en la responsabilidad que despertaba o no sus consecuencias. Por supuesto que nadie llegó a entenderlo tan claramente como cuando en uno de sus escritos dice: “si cada hombre lavara sus calzoncillos a mano, sería conciente de su propia mierda, se apagaría su orgullo, su individualismo, se reestablecerían los lazos de solidaridad y se tejería esa red invisible que siempre nos va a salvar de la acrobacia de estar vivos”. Marceau tenía un estilo que combinaba la crudeza de las palabras directas con la poesía de una nena de 15, pero aún así era contundente en sus ideas y la fuerza de sus conceptos brillan ineludibles en cada párrafo.
Ahora no puedo imaginarme a Marceau subir una escalera inexistente o tirar de una cuerda invisible sin reflexionar: Las tecnologías y los medios no sólo se interponen en nuestra experiencia, sino que la crean. Si no estoy enterada de lo que pasa minuto a minuto en Japón, no estoy viviendo en la realidad? Cuál es el límite de mi realidad? Pienso en la Aldea Global, nuevamente de Mcluhan. Ahora pienso en las miles de acciones cotidianas mediatizadas. Si no consiguiéramos carne en un paquetito en el súper, seríamos capaces de descuartizar una vaca con un Tramontina para comer un asado? Y luego despellejarla para hacernos unas botas? También pienso que somos animales automatizados, con reflejos y conductas repetitivas gracias al cautiverio social y la falta de estímulos reales.
Y ahora pienso en Raquel Mancini.

jueves, 24 de febrero de 2011

Pura espuma

El laboratorio de la Universidad de Cumbuco, Brasil, fue el escenario de una de las investigaciones más ambiciosas de la ciencia desarrollando una serie de experimentos que demostraron la presencia de organismos inteligentes en algunos jabones para lavar ropa.
Es de conocimiento popular la existencia de los Grambys, pero hasta ahora se sospechaba que sólo se trataba de un artilugio publicitario que conquistaba consumidores fantasiosos, aunque una rigurosa observación científica reveló una realidad, aún mucho más sorprendente que la de los Sea Monkeys.
En el laboratorio se logró reproducir el ambiente de un lavarropas y se arrojaron distintas marcas de jabones en un recipiente, pero sólo algunas crearon las condiciones necesarias para la generación espontánea de entes que, dotados de cierto raciocinio, respondían de formas distintas a diversos estímulos. Se observó que fagocitan partículas de suciedad y lo hacen con una ferocidad que parecen regular: tienden a mostrarse más excitados por el Ketchup y el café, que por la salsa de fideos o la tinta lavable.
Además, se pudo constatar una incipiente organización social que los divide en clases. Los Grambys azules son quienes poseen el mayor grado de dominación y a veces someten a los Grambys rojos a trabajos denigrantes, como son la limpieza de las medias después de jugar al fútbol o la musculosa del gimnasio en días de 40 grados. En muchas ocasiones los Grambys rojos se rebelan y se atrincheran tomando posesión de alguna que otra remera blanca, amenazando con desteñirla, pero estos son rápidamente reprimidos por los azules quienes les lanzan Suavizante para dispersar la situación.
“En este microambiente se repite la máxima marxista: La historia es una historia de lucha de clases”. Con esta frase comenzó su libro “Los Grambys y la excitación sexual que provoca Mr. Músculo en las burguesas” el sociólogo francés Chris Croisan, quien intenta transpolar los resultados de laboratorio a la actualidad social y darle una visión científica a su incansable discurso de izquierda.
George Lemausapant, un coterráneo, aprovechó para criticarlo y aparte de decirle que tiene un nombre ridículo, agregó: “La historia es una historia de lucha de clases, lo que no quiere decir que sea la naturaleza del hombre, ni su única posibilidad”.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Los taxistas y los chinos.

El pasajero desprevenido puede pensar que todos los objetos que se encuentran dispuestos en la cabina de un taxista son sólo fruto de una aberración en el sentido de la estética o una malformación en la capacidad de asociar bártulos con cierta coherencia visual. Este inocente viajero desconoce que detrás de cada pieza se esconden miles de años de una sabiduría ancestral: el Feng Shui.
Algunos de los secretos revelados relatan lo siguiente: Una cinta con los colores de Boca Juniors enroscada en la palanca de cambio brinda al conductor paz interior, una esfera de espejos colgada del espejo retrovisor central multiplica la luz espiritual y la dispersa en todas las direcciones, una estatuilla de plástico del Cristo Redentor aumenta las posibilidades de que le paguen con cambio, siempre y cuando esté mirando hacia el limpiaparabrisas derecho, si mira hacia el izquierdo, propicia conversaciones interesantes con el pasajero, si en el paragolpes hay un rotulado con la inscripción: Yani y Jhony, alude a un antiguo mantra chamánico que brindaba virilidad a quienes lo repetían, por último, los más comprometidos, ponen una fuentecilla de agua que circula constantemente sobre el tablero del automóvil para asegurar la clientela, lo que puede ser reforzado con un gatito que mueve el brazo duchándose en el dispositivo.
Feng Shui para todos.

miércoles, 12 de enero de 2011

La náusea

Sartre se chocó con la brutalidad de la existencia y escribió esa obra magnífica que nos aplasta de realidad.
La vida sería intolerable si pusiéramos atención a todos nuestros sentidos y nos dejáramos invadir. Pero a veces pasa. Hoy me pasa.
Empezó con una molestia en el estómago, una molestia presente y sonora. De pronto la magia de los procesos internos y silenciosos de nuestro maravilloso cuerpo se materializó burdamente en sonidos de líquidos que surgían a borbotones. Imaginé un recipiente de laboratorio hirviendo. Esa máquina que marchaba independientemente de mi voluntad, funcionaba a disgusto y con movimientos bruscos que me arrancaban puntadas de dolor. Me acosté e inevitablemente mi atención se centró allí. Como un vigilante curioso, empecé a repasar cada sensación de desagrado. De alguna manera el malestar subió a mi paladar y podía degustarlo como algo espeso y ácido. Sabía que concentrarme en mi estómago iba a intensificar la percepción de su presencia, por eso traté rápidamente de desviar mis pensamientos. Entonces vinieron recuerdos, uno atrás del otro, con una furia incontrolable. Y cada recuerdo, con una emoción asociada, una emoción que se amplificaba en este cuerpo ridículo que funcionaba como una caja de resonancias. Los pensamientos tristes me colapsaban automáticamente los latidos del corazón y podía escuchar cómo ese animal herido aullaba dando saltos irregulares. Los pensamientos melancólicos me dejaban sin aire. Las dudas me aceleraban la respiración. Empezó a aparecer un dolor puntual en la nuca e imaginé que eran más pensamientos que se agolpaban para luego vomitar su verborragia en el silencio de la habitación.
Se me ocurrió repetir una frase para ocupar el lugar mental y ahuyentar los sentimientos. Entonces empecé a rezar mecánicamente.
Fue allí cuando se materializó el calor. El aire no se movía y estaba cargado de humedad, me costaba tomarlo, me sorprendí haciendo fuerza para que entre e hinche mis pulmones. La frente me estaba sudando. Estaba agobiada. Jadeaba. La sábana tenía un olor salado, el mechón de pelo que me colgaba del hombro apestaba a perfume y en mis manos había un vaho dulzón, el fantasma de un durazno que a esa altura se me aparecía como el recuerdo de una criatura pestilente.
Me incorporé y creo que la luz de la ventana fue tan fuerte que me hizo marear, otra vez rechinó mi estómago. El miedo, el odio o la tristeza no ocupan tanto lugar como la repugnancia.
Querido Sartre, hoy soy existencia con acento, presencia indiscutible, carne de la náusea.

sábado, 1 de enero de 2011

La vida el shuffle II

Pienso que la música es el más importante y misterioso de los artes. Tengo una regla muy particular para medir el valor de los talentos y esa es mi propia capacidad para desarrollarlos. En el caso de la música, me resulta absolutamente imposible generar una combinación inédita de sonidos en mi mente y mucho menos canalizarla a través de un instrumento. Es lo más parecido a materializar la imaginación en estado puro, a condensar el espacio etéreo de una idea. No tiene colores. No tiene formas. Juega con la sutileza de las vibraciones del aire.
La música interviene directamente en el cuerpo y en el ánimo, sin ningún proceso intelectual, nos atraviesa y nos ensancha el alma. Pocas cosas nos embriagan con esa inmediatez y con esa lucidez.
Mi ipod es capaz de modificar el paisaje e imponer el ritmo en mi bici. El metal es desafiante, cruzo calles y surfeo autos con decisión. El rock hace que todo se mueva más rápido, hasta el pedaleo. Y las baladas sugieren un paseo más introspectivo, casi como una meditación dinámica.
A veces estoy de buen humor, a veces no, a veces no puedo identificar qué tipo de humor tengo y dejo que mi ipod controle la situación, yo sólo lo sigo. Irresponsable, sumisa, libre.