Imperfecta. Equivocada. Disconforme. Muchas veces enojada con el mundo. Otras tantas maravillada por un árbol amarillo, un perro corriendo o el gesto amable de un desconocido. Me río con todos, pero lloro sola. De ideales grandes, desilusiones enormes y logros magros.
No sé qué enseñarte, quiero aprender todo de nuevo con vos. No sé por dónde empezar a mostrarte el mundo porque cuando nazcas, va a ser un lugar totalmente diferente para mí. No sé si tengo mucho para darte, pero me va a alcanzar tu necesidad para conseguirlo todo.
Tengo una sola certeza: podés confiar en mí.
Tal vez sólo te tocó en suerte durante el reparto cósmico de madres. A mi me gusta pensar que, a pesar de todo, me elegiste.
Lloré al leer esto. Empatía, supongo.
ResponderEliminar