sábado, 30 de mayo de 2009

Cuentos de Terror

Un fogón, un pijama party, una noche sin luz en un casco de estancia o dentro un ascensor que dejó de funcionar son lugares o situaciones propicias para el relato de cuentos de terror. No falta quien inicia la oleada de historias con mitos más o menos conocidos, pero anónimos. A esto le sigue alguien que detalla algún episodio esotérico que le aconteció a un conocido de un conocido, para después recordar y compartir lo que le pasó a un amigo de un amigo. Hasta ahí, la mente cuerda se entretiene por el valor de las historias llenas de suspenso, intriga y adrenalina, pero mantiene la esperanza de que estos hechos no hayan sucedido nunca (por la falta de pruebas directas) y de que jamás nos tomarán como víctima. Hasta que, finalmente, se quiebra esa delgada capa de seguridad que nos separa del mundo del más allá cuando el menos esperado lanza un revelador: “Les voy a contar algo que me pasó a mí”. Y allí, el espontáneo protagonista, arroja la escena más escalofriante de todas. Un encuentro cercano del tercer tipo con la criatura más espeluznante, una persecución despiadada o una aparición de esas que dejaría a punto caramelo el corazón de cualquiera. Entonces, ¿es nuestro compañero un delirante o decidimos confiar en su salud mental y en su buen criterio para distinguir realidad de fantasía y de esa manera aceptamos la posibilidad del encuentro sobrenatural? Cualquiera de los dos casos es una aberración para la mente cuerda y ésta no logra salir de la encrucijada fácilmente. Si nuestro compañero es capaz de ver esos seres y conviven cerca de él, yo estoy cerca de él, yo estoy cerca de esos seres. Si nuestro compañero es un enajenado o un enfermo mentiroso y consideramos, además, que es el contador de nuestra empresa y a quien encomendamos nuestros hijos cuando nos vamos de viaje, sigue representando un problema, más terrenal, pero no menos aterrador.
Tal vez en la próxima oportunidad, vos tengas algo que contar.

domingo, 17 de mayo de 2009

Déjàvuses

Déjà vu es una palabra francesa que significa “ya visto”. Es la clara sensación de haber vivido una situación, que generalmente es muy breve. Pero a veces nos da tiempo para predecir algunas cosas. Por ejemplo, una vez estaba en un restaurant y cuando se acercó el mozo, se disparó un momento que parecía repetirse al pie de la letra. Cada cosa sucedía al mismo instante en el espacio y en mi mente. Los dos hechos estaban rodando al mismo momento. La mesa estaba dispuesta de la manera en que tenía que estar, el mozo se paró donde tenía que pararse y la pequeña manchita en su camisa, también se hallaba en su sitio. Llegó el momento en que yo tenía que decir textualmente “un flan con dulce de leche”. Pero me detuve y esquivando al destino dije: “un mousse de chocolate”. Burlé un déjà vu y creo que allí se abrió un nuevo brazo en mis realidades paralelas. Estaba inaugurando un nuevo camino, absolutamente desconocido para el Cosmos. Tal vez la Verónica que vi en esa ventana instantánea hacia otra de mis vidas, la que pidió el flan, tal vez ella sea Paleontóloga y viva en Puerto Madryn o se haya recibido en Ciencias Políticas y esté tirando las cartas en una plaza de Villa Ballester.
Tal vez nos encontremos en alguna esquina.

viernes, 15 de mayo de 2009

Fantasmas

Un fantasma es el recuerdo de alguien que ya no es así. Alguien a quien no vemos por mucho tiempo y gustamos de recrear mentalmente. O alguien a quien vemos todos los días, pero ya no reconocemos.

viernes, 8 de mayo de 2009

El extraño caso del Emo que se fagocitó a sí mismo.

Felipe Rojas estaba cursando el primer año de Musicoterapia en la Facultad de Ciencias Prescindibles de Santo Tomé. Felipe era Emo y era profundamente sensible a los aconteceres del mundo. Sufría por el hambre en Africa, por la matanza de focas en Canadá, por el frío que hace en Rusia, por lo sucio que está el Riachuelo, porque aumentó la leche y porque a Majul lo cambiaron de horario en la radio.
Un día, le pareció poco Emo sufrir por las cosas por las que sufren todos y decidió sufrir sin motivos. Se encerró en su cuarto y, alejado de las miserias humanas mediáticas, se concentró en su propio sufrimiento. Pero, después de 45 minutos, se dio cuenta de que no estaba sufriendo tanto, que no tenía tantas angustias internas y eso empezó a atormentarlo. Era el hazmerreír de los Emos y eso que los Emos no se ríen. De pronto tuvo hambre y se focalizó en ese sentimiento. Quiso vivirlo intensamente, quiso sentir el estómago pegoteado, el vacío inconmensurable de sus entrañas, la soledad de sus vísceras, la acidez de sus jugos gástricos, el hambre voraz. Tan voraz que despertó una reacción biológica muy particular en los seres humanos. Sus células comenzaron a absorberse entre sí y este proceso lo consumió por completo en segundos.
Felipe estaba sufriendo cuando murió, por eso murió feliz.
Una absoluta deshonra, la última mancha que dejó Felipe en la bandera Emo.

viernes, 1 de mayo de 2009

Villa Folk

El Villa Folk está de moda en los salones europeos. Sociólogos y Antropólogos franceses están estudiando el fenómeno de las subculturas en los asentamientos alternativos de América del Sur, especialmente, Argentina.
Sin comprender exactamente la letra, podemos encontrar al Dr. Marchand Lacroix, alimentando colibríes en los jardines de su residencia de verano, mientras canta:

¨
Eh, yuta puto,
dame el reló,
la llanta, la gorrita
y Boquita campeón.
Todo liso, todo liso
o te quemo, oh, oh, oh.
Que escuela? Careta!
Me fumé a la maestra.
El Paco es mi viejo.
Vení Yanina,
acariciame el conejo.
Me voy a lo piquete,
agarro uno mango,
vení Martita,
tocame el charango.
A tu vieja me tumbo,
vó comete mi chumbo.

(letra y música de Plan V31)

Marchand habla perfecto inglés, alemán, un dialecto del chino, y flamenco, pero apenas entiende español, lo que le basta para rescatar algunos valores importantes de esta subcultura:
El amor por los animales y la música.
El respeto por la educación, recordando a una docente.
El romanticismo, apelando a los nombres de las amadas.
La figura del padre, español seguramente, en este caso.
Y la sensibilidad hacia el teatro, cuando hace alusión a la "careta".

Es una pena que sólo los eruditos extranjeros puedan apreciar la riqueza de este arte y comprender los delicados filamentos que mueven la sensibilidad de estos cantautores autóctonos.