lunes, 2 de abril de 2012

Misterios de la selva. Parte I

En 1921, en medio de la selva Misionera, Francisco Torres descubrió algo maravilloso. Durante una expedición, Francisco se alejó de la caravana y se aventuró entre la densa vegetación siguiendo el rastro de un enorme felino. Su oído se agudizó e intentaba concentrarse en los sonidos que lo llevaran hacia él. La selva pareció cerrarse sobre su cabeza como una enorme bóveda donde resonaban trinos, aleteos, cantos de ranas, grillos, chillidos, ramas moviéndose y el indescriptible eco de millares de insectos que creaban un rumor espeso y continuo. Justo a la altura de un gran lapacho negro, sucedió. Bastó un paso para que todo quede en absoluto silencio. Francisco se paralizó. Pensó que sus oídos, de pronto, habían dejado de funcionar. Sacudió la cabeza, con las manos se hizo sopapa en las orejas y bostezó reiteradas veces para destaparlas. Nada. Se asustó y dio un salto hacia atrás. Todos los sonidos volvieron a estallar a su alrededor. Aliviado, Francisco retomó el camino y a la altura del gran lapacho la selva volvió a enmudecer, como si el árbol con su sombra apagara cada voz. Se le ocurrió esa idea descabellada y recorrió la sombra del lapacho. Efectivamente, dentro de la silueta oscura que dibujaba el árbol, todo permanecía en silencio, pero apenas se asomaba al rayo del sol la música de la naturaleza revivía. Confundido, Francisco miró a su alrededor como si allí hubiera una respuesta. Entraba y salía de la sombra frenéticamente.
Finalmente optó por el silencio y se sentó al resguardo de aquel árbol magnífico. La gente no le creería y si le creían, iban a arrancar el árbol para estudiarlo, para abrirlo, para disecarlo, para despedazarlo, para robarle su magia. Entonces durante toda la tarde, hasta que cayó el sol sobre los otros lapachos, cedros, guatambués y laureles, disfrutó del maravilloso e increíble silencio. Luego se paró y empezó a caminar hasta unirse con el resto.

2 comentarios:

  1. un relato mágico, que me hizo releerlo.

    :)

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  2. Guauuuu quiero la imagen de ese maravilloso arbol, que me impacto. Un relato màgico, me encanto!!!

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