viernes, 13 de marzo de 2009

Oh, Dios.

En nuestros días la aparición de Dios es bastante poco frecuente y digo esto como para no quitar totalmente el crédito a aquellos pocos que han dicho verlo o han manifestado escuchar al Todopoderoso, pero sin pruebas fehacientes que lo verifiquen, como un video en YouTube.
En cambio, antaño, los hombres interactuaban mucho más fluidamente con él y fue Moisés uno de los privilegiados que más se acercó al Santísimo. Dios no sólo le daba los mensajes que guiarían a la humanidad, sino que a veces se quedaba charlando. Después de lo importante, entretenía a Moisés con comentarios triviales y sacaba conversaciones de ascensor. Los pastores que a ocasionalmente escuchaban los diálogos, podían oír las risotadas de Dios comentando algún pecado obseno de alguien o cuchicheando sobre infidelidades del pueblo. Moisés siempre lo escuchaba con atención y con respeto, pero Dios también solía aparecérsele a Juan Rafael para entablar conversaciones. En un principio, Juan Rafael se conmovía hasta las lágrimas y se echaba al piso haciendo reverencias, con las manos en alto y la cara pegada al polvo. Dios hablaba con voz gruesa, solemne y decía frases dignas de ser conservadas para la posteridad. Pero después, buscaba cualquier excusa para empezar a hablar y Juan Rafael empezó a mirarlo sobre su hombro o directamente, le daba la espalda y lo dejaba a Dios hablando solo mientras él cocinaba o le daba de comer a los pájaros. En un momento Dios vio que estaba perdiendo autoridad y quiso recuperar su posición adoptando una actitud más severa. Entonces se puso serio y empezó a reprenderlo a cada rato. Juan Rafael no hallaba intimidad ni en sus pensamientos, a la primera elucubración impura, ya se tropezaba con Dios poniéndole mala cara. Relacionarse con una mujer era imposible, apenas apagaban la luz, se encendía una llama incandescente con los enormes ojos entrecerrados del Grandísimo, juzgándolo de antemano.
Jerónimo, que una vez andaba por ahí, le preguntó a Juan Rafael: ¿Qué es lo que le pasa a tu Dios? Y a Juan Rafael se le humedecieron los ojos y contestó: Está solo.

6 comentarios:

  1. Hay un famoso publicitario que una vez escribió:

    Nietzsche is dead.
    Atte: God.

    Por las dudas, yo siempre le rezo (a mi estilo, claro está).

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  2. Ojalá existan Dios y el Diablo. Apenas dudamos de su existencia aparece el hueco del sinsentido y caemos en lo qu el maestro Dolina llama: El otro infierno.

    "Hay más allá del infierno, otro infierno imprevisto y posterior. Durante un tiempo, el condenado se instala en el tormento, lo incorpora a sus hábitos y busca consuelo en la idea de que nada peor podrá ocurrirle. Es entonces cuando cae en otro infierno, el verdadero, cuyos sufrimientos son imposibles de comprender y de calcular.
    El infierno como castigo por los pecados es, al menos, razonable. Uno arde en ríos de fuego pero atesora una convicción inevitablemente dichosa: el universo tiene un propósito ético; e n algún lugar están los bienaventurados; en algún lugar está dios.
    El verdadero infierno es, antes que nada, injusto. Uno no sabe por qué está allí, ni cuáles son sus culpas, ni cuál es el plan que está cumpliendo.
    Infiernos benignos permiten conocer el camino para evitarlos.
    Mucho peor es que cualquiera se salve y cualquiera se condene.
    IGNORAR LAS CONSECUENCIAS DE LOS PROPIOS ACTOS, ESO ES EL INFIERNO".

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  3. Son por acaso ustedes, hoy un público respetable? Pueden acaso beber el vino por ustedes envasado? Puede alguien decirme? Me voy a comer tu dolor! Y repetirme - voy a salvarte esta noche! Que el infierno está encantador este infierno está embriagador!
    Esta noche está encantador! tu infierno está encantador, esta noche! Por qué no dejás de pensar en labios que besan frío? para cerrar un ojo y ver cuántos cuernos tiene el diablo. Puede alguien decirme? Me voy a comer tu dolor! Y repetirme - voy a salvarte esta noche!

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  4. Una opinión más sobre el infierno, que al parecer siempre denota más curiosidad que el mismo paraíso.

    No sé, pero a mi el infierno me lleva más a unos cuantos tormentos llamados SIDA, Cáncer, Sífilis, Gonorrea, Insuficiencia Renal y Soledad. Por nombrar algunos.

    Señores, al menos yo creo que el infierno, no está abajo de nosotros, sino enfrente.

    A portarse como Dios manda.
    Besos Vero.

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  5. Un comentario sobre Nietzche. Nietzche era un jodido, pero se volvió loco cuando los demás le dijeron loco por llorar y abrazar a un caballo azotado por su cochero. Quien puede vivir en un mundo que no ve esa crueldad como locura? Los locos.

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  6. Cómo todo, hay locos lindos y locos feos...
    Eso lo determina la sensibilidad popular
    Te vas al cielo o al infierno, quién puede decir esa barbairdad, si nadie volvió para contarlo, ni el mentiroso de Sueiro... es una suposición liviana, típica de un fanático evangelista o un ferviente cristiano. Hay que modular esa capacidad, con cierto neutralismo para eso tenemso cerebro, para hacerlo trabajar sin que te cobre, a pensar...

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