domingo, 18 de enero de 2009

El fetichismo de la pelota.

Los hombres experimentan algo que pocas veces se da en el género femenino: la fascinación por la pelota. Es increíble cómo reaccionan ante su presencia. En una experiencia de laboratorio se reunió a dos desconocidos en una habitación y por una abertura del techo se les lanzó una pelota. Inmediatamente se creó una relación entre ellos y empujándola con los pies, se establecieron reglas y un objetivo. Se continuó avanzando en la investigación, esta vez buscando hombres cada vez más incompatibles, finalmente se reunió a un judío, homosexual, racista, peronista, de Boca, que antes de ser homosexual se acostó con la novia de su compañero de experimento, un palestino negro, putofóbico, gorila y de River. Durante la sesión, intercambiaron insultos y golpes, pero finalmente terminaron compartiendo una Coca helada en el kiosco.
El contacto directo, del que florece una relación social se entiende como una experiencia interactiva y rica, pero es aún más incomprensible la fascinación a través de una pantalla. 20 figuras recortadas sobre un fondo verde se mueven detrás del punto blanco y un relator monótono describe exactamente lo que se está observando, como si el sentido de la vista no fuera suficiente.
En menos de 10 minutos de exposición, la mujer encuentra este espectáculo sin sentido. Si aumentamos la cantidad de exposición y además lo hacemos un domingo de calor, al atardecer y agregamos una chicharra aullando de fondo, es probable que generemos un importante impulso suicida. Esto también se comprobó si la mujer, el domingo a la tarde, se encuentra mirando la pared del patio, hundida en una pelopincho, aquí el deseo de muerte se dispara si se enciende una radio lejana donde se relata algún encuentro deportivo.
¿Qué es lo que, salvo excepciones, nos divide en este punto? Hay explicaciones desde la genética? Desde la psicología? En qué momento las mujeres perdieron interés en una pelota picando o en qué instante el hombre ganó la admiración por una esfera en movimiento?

3 comentarios:

  1. creo que tiene una explicación psicológica,es una homosexualidad reprimida, esa fascinación por la pelota ,de estos chicosmal desarrollados, basta ver el éxito que tienen los travestis entre los que se dicen muy macho, eso sí, nunca lo van a cofesar.paciencia , los homosexuales confeso no miran futbol, pero yo me quedo con los primeros, cordiales saludos.

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  2. Seria imposible y frustrante perder tiempo tratando de explicarles de que se trata ese rito extraño en el cual 22 "boludos" corren atras de una bola.
    Esto me lleva a pensar lo siguiente... si florencia va todos los fines de semana a la cancha y le gusta el fútbol... esto quiere decir que es media trola y anda buscando bolas por todos lados. O que es media hombre y es como estar con juancito todo el día?.. menos mal que esto surge antes del 7 de marzo.. todavía tengo la chance de analizarlo bien.

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  3. Mirar futbol es un juego, eso es lo que pasa. Es divertido para algunos, y para otros no, como todos los juegos. No se si lo dividiria en terminos de genero, más bien iria por el lado del juego. Hay gente a la que le gusta, y gente que no.
    no?

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