martes, 6 de enero de 2009

Sobre los Reyes Magos y otros aliens.

Mi edad biológica no me permitió (como hubiera hecho años atrás) poner en hilera desde las zapatillas de baile hasta los patines para que los Reyes pudieran elegir donde acomodar su presente. Pero, como por azar, dejé las ojotas a la vista. Tampoco cargué un cuenco especial con agua ni llené un plato con pasto fresco, pero dejé a mano la comida del gato, por si querían picar algo.
Me acosté y con los ojos todavía abiertos y lancé mi pedido al Cosmos. Fueron tres deseos que recité como si se me acabaran de ocurrir, para que no piensen que ando cargando con insatisfacciones, que soy una caprichosa o sencillamente, que no me viene nada bien. Pero tenía estudiado hasta el último detalle de lo que estaba pidiendo. Yo estaba en silencio y la voz que habló por mi fue la de mi mismísimo alma que se me salía por los ojos, clavados en el techo, atravesándolo, perforando al vecino del quinto, la terraza, el tanque de agua y llegando directo a esa estrella lejana donde había tres Reyes, sentados ya por la extensión de mi pedido, escuchando con atención. Sé que todo el universo memorizó cada palabra, pude tener la seguridad de que hasta los meteoritos disminuyenron su velocidad para no interrumpir ese momento.
Esta mañana, como quien corre hambriento a atender el timbre del delivery de pizza, busqué mis ojotas. No pedí cosas materiales, no esperaba ver nada, pero tampoco esperaba que no haya nada. Es confuso, pero fue así.
El agua estaba intacta. La comida del gato estaba siendo comida por el gato. Y las ojotas aún no aparecen.
No quiero sacar conclusiones apresuradas, pero los Reyes Magos me han defraudado bastante.

4 comentarios:

  1. A las ojotas las esconden los padres.

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  2. Y como ya no vivís con tus padres empeza a desconfiar del gato o de tu novio, jajaja.
    Muy bueno Vero!
    vale

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  3. Vos hablás sobre los aliens exógenos, pero tambíen los hay endógenos, a saber las tan mentádas lombrices, que no son talen y que no sabemos, por qué medio se introducen en el cuerpito del menor. o la lombríz solitaria, que hace que la persona que la tiene coma el doble y no engorde, tampoco sabemos como llegó. Pero para mí lo más extraño, son una orquesta de chicharras dentro de mi cabeza, que no me permiten conseguir el tan difícil silencio interior, que me recomendó el
    doctor Chiopra , estoy buscando como eliminarlas, sin dañar mis pocas neuronas.
    Si sabés algo al respecto publicalo en este medio, te lo agradeceré.

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  4. Hola Anónimo, te respondí en "Historias de Aparecidos". Saludos

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